jueves, 7 de diciembre de 2017

Analizando: GoNNER




GoNNER

En los últimos años, con la explosión de los desarrollos indies dentro de los videojuegos ha traído consigo géneros y estilos de juego que no tendrían lugar en el panorama más general de la industria. Entre ellos tenemos el subgénero del roguelike (o roguelite, si queremos ser más exactos) que abarca multitud de géneros (desde plataformas hasta shooters) con la característica común de que la muerte de nuestro protagonista supone perder el avance (en mayor o menor medida) y volver a comenzar desde 0.

Pese a pertenecer a uno de mis subgéneros favoritos lo que me hizo decantarme por GoNNER fue su apartado audiovisual. GoNNER entra por los ojos y  te deja fácilmente cautivado. Por suerte, a nivel jugable se encuentra a la altura y nos ofrece un juego frenético y sin piedad.

Salta, dispara, muere y a empezar.

GoNNER nos pone en el papel de Ikk, el cual está buscando un regalo con el que levantarle el ánimo a su amiga Sally la ballena, su única amiga en el mundo. El problema es que el mundo en el que vive Ikk se ha propuesto acabar con él con la mayor insistencia posible, y así seria si no fuera porque nuestro mudo y monocromo protagonista cuenta con la ayuda de la muerte.


Con esta particular propuesta nos encontraremos ante un juego de plataformas en 2D con pantallas generadas de manera procedural. Esto nos garantiza que cada vez que empecemos el juego, los niveles serán diferentes. Al principio de cada partida, podremos elegir una cabeza (que determinara nuestro nivel de salud y nos dará alguna habilidad), un arma (desde escopetas a rayos láser) y una mochila (que nos dará una habilidad). Durante los niveles encontraremos multitud de enemigos a los que Ikk podrá quitar de en medio usando sus  armas y habilidades. Si los enemigos nos tocan, perdemos la cabeza, la mochila y nuestra arma, y si nos vuelven a tocar antes de recuperar al menos la cabeza, moriremos instantáneamente. Esta mecánica añade un elemento de dificultad bastante elevado…si no fuera porque una de las cabezas tiene la habilidad de que no nos desarmemos al ser golpeados.


Cada 4 niveles nos enfrentaremos a un jefe, cada uno con sus mecánicas propias y elevando más aun la dificultad. No serán pocas las veces que tendremos que morir ante los jefes antes de conseguir acabar con ellos. Y llegaremos a un nuevo nivel con nuevos enemigos y moriremos. Y volveremos a morir. Porque si hay una constante en GoNNER es morir y volver a empezar. El juego es implacable, y los errores se pagan muy caros. Un mal salto sobre un enemigo o fallar la última bala puede hacer que acabes una partida que iba viento en popa.

Busca el combo. Se el combo.

Lo único que puede evitar que mueras en GoNNER es pagar por una nueva oportunidad con unas fichas moradas. Estas fichas se consiguen al completar un combo de 5 enemigos (pasando menos de 3 segundos entre enemigos aniquilados) y se convierte en la que para mí es la mecánica central de GoNNER. No solo es pasar el nivel sin que te maten y acabando con todo lo que puedas llevarte por delante, es hacerlo de manera fluida y constante para aumentar el marcador de combo y conseguir las preciadas fichas moradas. El combo se pausa entre niveles, con lo cual puedes alargarlo y aumentar tu recompensa en fichas y tu puntuación. Además, aunque sea un detalle menor, al ir aumentando el combo aumenta la velocidad de la música del juego, lo que consigue crearnos esa necesidad de urgencia y jugar rápido, bonito y bien.


Psicodelia pastel.

Si hay algo que hace a GoNNER destacar por encima de la ingente cantidad de juegos “rogue-like” es su apartado audiovisual. Los escenarios tienen un fondo negro (blanco en ocasiones) sobre el que aparece el nivel propiamente dicho, con colores azulados y que se generan conforme nos desplazamos, dándonos a entender que Ikk solo ve lo que tiene cerca y nos mantiene en tensión porque nunca sabremos muy bien que es lo que tenemos delante. Los enemigos aparecerán en colores rojos, los objetos en colores celestes, las fichas de combo en morado y la munición en amarillo. Con este aspecto tan minimalista se nos presenta GoNNER, dotándolo de una personalidad única y una delicia de ver en movimiento. Y por si esto fuera poco para conseguir esta personalidad única, tenemos una banda sonora que le va como anillo al dedo.



En definitiva, estamos ante un título que hará disfrutar a aquellos jugadores que estén acostumbrados a un género tan áspero como es el “rogue-like”, y que puede acercar a nuevos jugadores a este tipo de juegos gracias a un apartado visual que destaca sobre los demás.

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